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Edición Digital

Las NUS: del olvido al sustento

Passionaria recolectada y expuesta en varios estados para evidenciar el paso del tiempo.
Texto:
Luna Rey Cano
En colaboración con:
Imágenes:
Luna Rey Cano
Passionaria recolectada y expuesta en varios estados para evidenciar el paso del tiempo.
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Las NUS: del olvido al sustento

Texto:
Luna Rey Cano
En colaboración con:
Imágenes:
Luna Rey Cano
En un mundo dominado por las commodities, las NUS (Neglected and Underutilized Species) representan la resistencia biocultural que ha alimentado a la humanidad durante siglos. Esta nota nos invita a explorar cómo estas especies olvidadas, desde la quinua hasta la mburucuyá, están recuperando su valor en la lucha contra el cambio climático, la inseguridad alimentaria y la erosión cultural.
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  1. Passionaria creciendo al borde de la autopista, resistiendo en la periferia.
  2. Mercado de Liniers.
  3. Mercado de Liniers II.
  4. Passionaria sobre un alambrado.
  5. Passionaria sobre un alambrado II.
  6. Passionaria recolectada y expuesta en varios estados para evidenciar el paso del tiempo I.
  7. Passionaria recolectada y expuesta en varios estados para evidenciar el paso del tiempo II.

Luna Rey Cano es una fotógrafa, antropóloga y activista climática argentina. Graduada en la Facultad de Ciencias Naturales y Museo (UNLP) realizó una beca CIN y dos pasantías en el Laboratorio de Etnobotánica y Botánica Aplicada (LEBA). En los últimos años desarrolla distintos proyectos en un híbrido entre la fotografía, el arte y lo académico, con un especial interés por la etnobotánica, la antropología culinaria y los recursos vegetales.

En un mundo dominado por las commodities, las NUS (Neglected and Underutilized Species) representan la resistencia biocultural que ha alimentado a la humanidad durante siglos. Esta nota nos invita a explorar cómo estas especies olvidadas, desde la quinua hasta la mburucuyá, están recuperando su valor en la lucha contra el cambio climático, la inseguridad alimentaria y la erosión cultural.

Cuando me preguntan qué son las NUS digo que son todo lo contrario a las commodities, ya que no alimentan a la economía y no generan divisas. Pero eso no quiere decir que no sean importantes, al contrario, alimentaron a la humanidad y tienen un gran valor histórico y cultural. Además, aportan al patrimonio culinario de distintas regiones, favorecen a la conservación de la agrodiversidad y son una potencial herramienta contra el cambio climático. 

Desde la etnobotánica estudiamos las interrelaciones entre las plantas y los seres humanos insertos en ecosistemas dinámicos integrados por componentes sociales y naturales. En otras palabras, es el estudio del uso contextualizado de las plantas. Durante la última década el concepto NUS se volvió muy importante para los estudios etnobotánicos enfocados en la diversidad y conservación biocultural, la enseñanza y defensa de la agrodiversidad. NUS significa Neglected and Underutilized Species (especies olvidadas e infrautilizadas) y viene a representar a todas esas plantas útiles, que han sido marginadas, cuando no completamente ignoradas, tanto por el ámbito científico, empresarial y por tomadores de decisiones. No constituyen commodities y forman un enorme y diverso grupo de especies domesticadas, semi-domesticadas e incluso algunas silvestres. 

A pesar de haber sido marginadas por la agricultura comercial, actualmente están recibiendo reconocimiento creciente debido a su potencial para generar ingresos, mantener la salud de los agroecosistemas, hacer frente al cambio climático y empoderar a distintos sectores sociales. Al mismo tiempo son consideradas aliadas en la lucha contra la inseguridad sanitaria y alimentaria, porque cumplen el rol de alimentos funcionales que benefician y promocionan la salud por sus componentes nutritivos y principios activos medicinales. 

Una misma especie puede ser una NUS en un enclave sociocultural y/o momento histórico determinado, o un cultivo central en otro contexto y/o momento considerado, ya que la historia biocultural de las especies puede influir en su selección y uso diferencial actual. Y esta flexibilidad temporal y espacial hace interesante a las NUS. 

Actualmente si te digo “quinua" sabes de que te estoy hablando, pero si te lo mencionaba hace quince años, estoy segura que no sabrías decirme que es. La quinua (Chenopodium quinoa) es un ejemplo perfecto de especie “marginada”, en esta categoría se agrupan aquellas especies que en otros momentos históricos fueron muy aprovechadas y luego por diversos motivos descartadas.  

Hace miles de años este grano era fundamental para la dieta de diferentes pueblos originarios de América, los quechuas la llamaron quinua o quinwa, que significa “grano madre”, los aymaras la llamaron Hupa o Jupa “grano de esta tierra”, los atacameños la llamaban holor o seacksaholor y los mapuches de la zona montañosa la nombraban como dawe o zawe  y aquellos de la costa kinwa, cada uno de estos nombres evidencia la importancia cultural de este poderoso alimento que se esparce desde su lugar de origen, el Titicaca (Bolivia) hasta el sur de los Andes. 

Pasaron los siglos y la llegada de los conquistadores cambió por completo la historia con la quinua. El genocidio indigena que comenzo desde que llego el primer barco tenia como objetivo principal la eliminacion de todo lo que se consideraba “indio” “barbaro” “salvaje”, por lo tanto la quinua que era admirada por las distintas sociedades por su importancia espiritual, alimenticia y medicinal no fue bien aceptada, como si lo fueron otros cultivos americanos como el maiz y la papa. De esta forma comienza su proceso de marginación, Pedro de Valdivia le escribía al emperador Carlos V sobre los recursos alimenticios de la región “es abundosa de todos los mantenimientos que siembran los indios para sustentación, así como maíz, papas, quinua, madi, ají y frisoles” (Pedro de Valdivia, Concepción, 25 de septiembre de 1551) de todos estos, solo la quinua fue la prohibida y estigmatizada, debido a la  significancia espiritual, ceremonial e incluso poderes mágicos que se le atribuían y que podrían poner en riesgo la conquista. Estas fueron las razones suficientes para prohibir y castigar a quienes la quieran cultivar, cosechar y consumir. 

Posteriormente, la papa, el maíz, el trigo, el arroz y el azúcar se convirtieron en los cultivos más consumidos del mundo, evidenciando que la variedad y diversidad de nuestra canasta alimentaria no es la prioridad. Mientras que la quínoa, pasó a formar parte del gran listado de los llamados cultivos marginados y subutilizados, siendo reemplazada rápidamente por nuevos granos traídos por los españoles, como el trigo, la avena y la cebada. En 1996 La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) nombra a la quinua como un cultivo promisorio y, posteriormente declara el año 2013 como “Año internacional de la Quinua”, teniendo como objetivo la promoción del cultivo y el consumo de estas semillas andinas. Hoy sabemos que la quinua es uno de los cultivos más nutritivos y funcionales, con todos los aminoácidos esenciales, con altos niveles proteicos tanto en semillas como en hojas, con altos niveles de Mg, Fe, Cu y ZN, no por nada es el alimento favorito de los astronautas de la NASA cada vez que hacen expediciones espaciales. 

Durante las últimas décadas a nivel mundial, el cultivo de quinua ha tomado un espacio relevante, atrayendo la atención de agricultores, científicos, mejoradores de plantas e industria alimentaria, debido a: su amplia variabilidad genética, lo que permite que sea un cultivo propicio para un amplio rango de ambientes; su rusticidad y adaptabilidad para crecer en diferentes condiciones ambientales, específicamente aquellas extremas prevalecientes en los Andes de Sudamérica; sus cualidades nutricionales que lo convierten en un alimento funcional e ideal para el organismo y finalmente; su bajo costo de producción, ya que el cultivo es poco exigente en insumos y mano de obra (FAO 2011).  De hecho, hoy lejos de ser un cultivo marginado se posiciona como uno de los cultivos de mayor demanda en Europa y Estados Unidos (Fürche et al. 2014), siendo un alimento asociado a aquellos mercados especializados en productos saludables y orgánicos. 

A partir de lo detallado anteriormente, podemos decir que la quinoa es un gran ejemplo para entender un poquito el inmenso mundo que contiene a las NUS, y como en determinados contextos espaciales y temporales este cultivo domesticado fue marginado y olvidado. Podemos hablar de muchos más, pero quisiera darles otro ejemplo un poco más diferente y que actualmente sigue siendo NUS, uno que se refiere a las especies no domesticadas, en este caso aquellas salvajes y silvestres que crecen en la espesura del paisaje. 

Una NUS que cumple con todas estas características es la mburucuyá o pasionaria, su nombre científico es  Passiflora caerulea L. (Familia Passifloraceae). También se la conoce como pasionaria azul, granadilla o pasiflora. Es una especie trepadora nativa del sur de Sudamérica, es muy común encontrarla enredada en todo tipo de soportes como árboles, alambrados o cercos en áreas rurales como urbanas. La razón principal de su cultivo es por la belleza de sus flores, pero lo que no muchos saben es que sus frutos, que aparecen luego de su floración son comestibles, y significaron un importante alimento para diferentes pueblos de América. 

Este último verano viaje a Pehuajó, una localidad que queda al oeste de la provincia de Buenos Aires, y en pleno enero estos frutos cubrían todos los alambrados del pueblo. Los recolecté e hice mermelada, para luego cocinar unas pepas para la merienda, fueron un éxito y mi familia muy agradecida por el nuevo sabor descubierto. A raíz de esto, mi abuela me contó que su madre le había dicho que ese fruto era “venenoso y que mejor no se acerque” así que, con temor los veía de lejos. No puedo no pensar en la cantidad de temores y tabúes que deben existir alrededor de las diferentes plantas que nos rodean, muchas de ellas pueden ser un potencial alimento, y siguen esperando a ser re-descubiertas. 

Es así como, el concepto y el aprovechamiento de las NUS depende de diversas variables que integran la diversidad biológica, cultural, genética, lingüística, cognitiva, agrícola y legislativa, siendo también productos del tiempo de interacción de las culturas con sus recursos naturales. Estos procesos bioculturales son complejos y representan la memoria de las NUS. 

Detrás de estas tres letras se esconde un paradigma, el de la diversidad, que abarca lo cultural, lo etnico, lo lingüístico, lo culinario y lo biológico. Hablar de NUS es hablar de minorías, de desconocidos e ignorados. Es hablar de rebeldes, de excluidos, de marginados con hojas verdes, con frutos carnosos y semillas (o sin ellas, como las algas); cultivos que alguna vez nos alimentaron; plantas que tienen el poder de curar y sanar; frutos silvestres; harinas y semillas aprovechadas para el pan de los pueblos nativos; de leyendas urbanas y nativas; de árboles con frutos que no son aprovechados. Es hablar de las recetas de los abuelos o de conocimientos escondidos en las páginas de un libro escrito hace siglos. Hablar hoy de NUS es hablar de cambio, de innovación, de resistencia y de futuro. 🐟

Bibliografía

FAO. 2011. La Quinua: Cultivo milenario para contribuir a la seguridad alimentaria mundial. Organización para la Alimentación y la Agricultura, Roma, Italia. Revisada en: 18 de Junio 2015. En: http://www.fao.org/fileadmin/templates/ aiq2013/res/es/cultivo_quinua_es.pdf.

Furche, C., S. Salcedo, E. Krivonos, P. Rabczuk, B. Jara, D. Fernández and F. Correa. 2014. Comercio internacional de quinua. p. 376-393. En Bazile D. et al. (Editores). Estado del arte de la quinua en el mundo en 2013. FAO (Santiago de Chile) y CIRAD, (Montpellier, Francia).